Mujeres de nuestra historia

La primavera que Loli Checa fue africana

En marzo de 2010 nació Paula. Loli Checa, su madre, una atleta valenciana que se había mudado a Madrid para entrenar con Antonio Serrano, se había quedado embarazada de forma inesperada cuando estaba en un momento álgido de su carrera. Aquello fue un golpe y generó mucha incertidumbre. Esa interrupción no planificada le afectó y por su cabeza rondó la idea de dejarlo todo. Pero Serrano, un veterano del atletismo español, la supo engatusar. “Pásate un día y ves a los compañeros“, le dijo una vez. Y a la siguiente llamada: “Vente, ruedas un rato y te vas“. “Y así me volvió a enganchar“, recuerda ahora Loli Checa, que tiene 38 años, dos hijos y un trabajo en BiClinic, el centro del doctor López Capapé.

Este fin de semana se disputa la Copa de Europa de Naciones en el estadio de Silesia, en Chorzow (Polonia), y parece inevitable que despierte el recuerdo de las grandes actuaciones de la selección española. Una de ellas la protagonizó Loli Checa solo quince meses después de dar a luz a Paula, después de dejar atrás esas semanas de incertidumbre, de luchar contra un cuerpo que se había transformado para engendrar a una criatura. Y sorprendentemente llegó la primavera y la atleta del Playas de Castellón empezó a correr tan rápido que dejó tambaleando el récord de España de 5.000 de Julia Vaquero (14:44.95), vigente desde 1996.

Durante esos primeros meses de la temporada al aire libre, Checa dejó la impronta de su clase. Una tarde, en Oslo, en los Bislett Games, uno de sus escenarios favoritos, la atleta de Silla rodó durante muchas vueltas al lado de las africanas y cuando veía que el ritmo decaía se colocaba al frente de todas ellas y las ponía a correr. Ese día acabó en 14:46.30, que hoy sigue siendo la segunda mejor marca española de todos los tiempos. Luego, el 8 de julio, volvió a acercarse a la plusmarca de Vaquero en París, donde, a pesar de correr muchos metros en solitario, hizo 14:46.89.

Entre medias, el 19 de junio de 2011, solo diez después de aquella proeza en Oslo, llegó la prueba de 5.000 metros de la Copa de Europa y Loli Checa regaló una de las mayores exhibiciones de su trayectoria deportiva. La pupila de Serrano tenía 28 años y entró al viejo y hermoso estadio de Estocolmo con las rivales mirándola de reojo porque ella no era una más, ella era la que había corrido al lado de las africanas en los Bislett Games durante cuatro kilómetros y medio.

Por eso, quizá, nadie apretó el paso y marcaron el primer mil en 3.15. “Ese día sabía que había atletas buenas, aunque ahora solo me acuerdo de la inglesa Helen Clitheroe. Pero yo venía de hacer 14.46 y en la línea de salida notabas el respeto de las rivales. Eso se siente. Y, claro, te creces. Pero cuando vi que en el mil íbamos tan lentas, decidí que aquello se tenía que acabar y me puse a tirar“.

Checa puso a las rivales en fila y poco a poco fue descolgando a las más débiles. El segundo mil lo hizo en 3.05 (6.20). Pero ella se sentía pletórica y aún iba a endurecer más aún la carrera con un tercer mil en tres minutos (9.20). Su velocidad de crucero, con una manera de desplazarse que fue su sello de identidad durante aquellos años, fue cobrándose una víctima tras otra hasta que, de repente, se vio sola al frente de la prueba. “Iba con mucha seguridad y quería ganar a toda costa. Unas veces me salía bien y otras mal, pero nunca me gustaron las carreras tácticas. Me gustaba poner un ritmo fuerte y que aguantara la que tuviera que aguantar. Yo no soy lenta, tengo 4:02.77 en 1.500 (cuarta española de todos los tiempos), pero no tenía confianza para jugármelo todo al final. Así que apreté e hice alguna vuelta por debajo de 1.10 y, cuando quise darme cuenta, ya estaba sola. Me quedé sorprendida, no me lo esperaba“.

Le faltaba sentenciar y, lejos de conformarse con mantener su ventaja, mientras Ruth Beitia saltaba en busca de otra buena ración de puntos, corrió el cuarto mil en 2.57 (12.17) e hizo el último en 2.59 para cruzar la meta, brazos en alto, en 15:16.89, que acabaría siendo su sexta mejor marca de siempre -bajó tres veces de los quince minutos en el 5.000-. En la última vuelta, incluso, llegó a doblar a tres contrincantes.

Fue un triunfo incontestable. La segunda, la rusa Yelena Zadarozhnaya, entró doce segundos más tarde. La británica Clitheroe, una de las favoritas, llegó 17 segundos después. Y le metió 19 segundos a la alemana Sabrina Mockenhaupt, veinte a la portuguesa Dulce Félix y medio minuto a la ucraniana Tetyana Holovchenko.

Es, junto a aquella carrera de Oslo, una de mis favoritas. Ese día tuve muy buenas sensaciones y fue un triunfo importante para la selección española. La verdad es que no me lo esperaba, pero fue el mejor año de mi vida“, rememora Checa, madre de Paula, que ya tiene once años, y Alejandro, de ocho. Luego la temporada se hizo larga y en verano, entre la fatiga y la angustia por tener que dejar a su hija para irse a Corea del Sur, acabó renunciando al Mundial de Daegu. “Tenía mucho cansancio mental. No me veía capaz, aunque luego me arrepentí“.

Ese 2011 inolvidable lo cerró como líder europea en 3.000 y 5.000. Al año siguiente volvió a quedarse embaraza y, aunque regresó y llegó a ser la española más rápida en 3.000 y 5.000, con un décimo puesto en el Mundial de Moscú, una lesión en la inserción del isquiotibial acabó pudiendo más que ella y se retiró en 2014. Su legado fueron sus marcas y una participación olímpica en Pekín 2008, pero le faltó un gran resultado en las grandes competiciones. “Si que tengo la sensación de que me quedé sin esa gran medalla que, por marcas, creo que podría haber conseguido en los 5.000 y hasta en los 10.000. Estuve en unos Juegos Olímpicos, y encima fui con mi hermana y lo disfruté muchísimo, pero me faltó algo, una medalla y ese récord de España de los 5.000“.

Isabel es su hermana gemela. De jovencitas, en un gesto de amor fraternal, se tatuaron en el vientre el nombre de la otra en caracteres chinos. Ella aún lo conserva, aunque nunca ha querido comprobar su realmente pusieron su nombre. “Prefiero no saberlo. Igual resulta que me tatuaron ‘rollito de primavera’ y he estado engañada todo este tiempo, pero prefiero pensar que llevo escrito el nombre de mi hermana“.

Por : Fernando Miñana

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