Mujeres de nuestra historia

María Luisa Muñoz: “He pertenecido a la mejor generación de maratonianas españolas”

María Luisa Muñoz (Puente Genil, Córdoba, 1959) perteneció a la generación más laureada del atletismo español en lo que a maratón se refiere, con presencia de las nuestras en puestos destacados en grandes maratones comerciales y con aquel subcampeonato de la Copa del Mundo de San Sebastián en 1993, entre otros logros.

Aunque es andaluza de nacimiento, a los 5 años se trasladó a Viladecans, cerca de Barcelona, con sus padres y sus cuatro hermanos y allí empezó a descubrir el atletismo. “Tuve la suerte de coincidir en el colegio con Marcos Flores, que luego sacó a muchos marchadores y con él íbamos a los crosses escolares. Luego en edad cadete y juvenil empecé a entrenar en el Club Natación Barcelona. Llegué a ganar a nivel provincial, pero en Cataluña me superaba claramente Leonor Valero, la hermana de Carmen. Esos años, en las ligas de clubes podía hacer los 3.000 metros y el 400 vallas sin problemas“, nos cuenta María Luisa, quien desde su retirada de la competición y tras sacarse el título de “entrenadora de club” se ha dedicado a varios proyectos de entrenamiento de atletas populares, siendo actualmente la “coach” de unos 70 atletas, aparte de ser entrenadora en las escuelas del Club Atletismo Sant Boi.

En sus años júnior continuó su evolución como deportista en el CNB, pero la muerte de su madre cuando ella tenía 17 años, la marcó “y estuve a punto de dejarlo, porque fue un palo tremendo. Ahí fueron muy importantes Domingo López y Ruf, los dos entrenadores que me animaron a que siguiera en el club. Seguí aquellos años haciendo cross, 1.500 y 3.000 en pista y en 1986 cambié de entrenador, empecé en Gavá con Paco Núñez, un buen hombre, gallego, que era bastante mayor. Estaría con él un par de años y tras tener a mi hijo con 28 años cambié de nuevo y empecé con el que destacado corredor internacional, Alfonso Abellán“.

La llegada al maratón, a los 32 años
Con 30 años cumplidos María Luisa había alcanzado marcas de 16:46 (5.000) y 34:48 (10.000) y era una buena corredora de cross, sobre todo para las competiciones de clubes. Tuvo que esperar a 1991 para dar su salto al maratón. “Abellán me animó a que probase, me decía que me iba a adaptar bien a esa distancia y fuimos a Madrid, pero no hicimos una preparación muy especial. En carrera me vi bien, aunque desde el km 35 lo pasé mal pero me gustó la experiencia“. Acabó 10ª con 2h52:25. Poco después, Alfonso le propuso pasarse a entrenar con Luis Miguel Landa y eso es lo que hizo nuestra protagonista: “Seguía sus planes por correspondencia. Recuerdo que no tenía nada que ver lo que yo había hecho hasta el momento y me costó asimilarlo. Me propuso ir al campeonato de España que era en octubre en San Sebastián y acabé tercera con 2h39:02“.

A partir de entonces la concepción del atletismo para María Luisa cambió y con el apoyo de su marido y sus hermanas empezó a desplazarse de vez en cuando a Madrid, para hacer sesiones presenciales con Landa. “Preparamos el campeonato de España de Barcelona que era clasificatorio para los Juegos y corrimos bien, acabé en el podio con 2h40:09, una marca insuficiente para los JJ.OO.

Aquel inigualable 1993 y sus récords de España
Pero María Luisa había echado un órdago al atletismo y pese a sus 33 años quiso arriesgar como atleta y olvidarse de los pequeños trabajos que había tenido hasta entonces. Su objetivo del 93 era la Copa del Mundo de Maratón en San Sebastián a finales de octubre: “Entonces se valoraba más la Copa del Mundo que el propio Mundial“, nos dice, y por ello lo primordial era ganarse un puesto en el equipo español. Para ello fue al Campeonato de España en Valencia y allí, en una carrera en un duro mano a mano con su amiga y compañera de entrenos, Mónica Pont, Muñoz finalizó 2ª con 2h35:35. “Con Landa entrenábamos mucho, y yo veía que empezaba a asimilarlo y además no me lesionaba“, nos cuenta, recordando el fenomenal ambiente que había en el equipo español preparando aquella cita de San Sebastián. “Hicimos una preparación muy buena con varias concentraciones, test de lactatos… y así llegó en septiembre el Campeonato de España de Media Maratón en Valladolid. Yo sabía que estaba bien, Xabier Leibar decía que tenía unos valores en los lactatos buenísimos, y en Valladolid me encontré fenomenal. Me fui con cierta facilidad de Rocío Ríos y Mónica Pont, y a falta de un kilómetro más o menos, me gritó Vicente Egido para decirme que iba para récord de España, yo no iba pendiente de eso“. Y vaya si lo batió. María Luisa paró el crono en 1h12:19, mejorando en casi un minuto la plusmarca de Nuria Pastor. Un mes más tarde tocaba el Mundial de Media en Bruselas “y no era un circuito nada fácil, pero me encontré aún mejor que en Valladolid y volví a mejorar mi récord con 1h12:04, por supuesto otra vez sin ir pendiente del crono en absoluto, yo corrí a hacer el mejor puesto posible“. Acabó en un meritorio 11º lugar.

Llegó la ansiada Copa del Mundo, en la que las españolas iban a conseguir el enorme logro del subcampeonato por equipos, sólo por detrás de las atletas chinas, que ocuparon las cuatro primeras posiciones y de las que se sospechaba por dopaje, lo que quedó demostrado años más tarde. “Salimos 15 minutos antes que los hombres y fuimos todas las de cabeza en un grupo hasta que nos cogieron los chicos, entonces el entrenador de las chinas las dijo algo y cambiaron pegándose al ritmo de los hombres… la carrera se rompió y empezamos a ir cada una a nuestro ritmo. Yo veía que a la cuarta atleta, la iba recortando, pero sólo me di cuenta de que iba a batir el récord de España al entrar en la pista de atletismo, cuando vi al fondo el crono“. Muñoz paró el tiempo en 2h31:01, mejorando en 45 segundos el récord de Rocío Ríos. Ésta acabó aquel día 7ª con 2h31:33 y Mónica Pont 6ª con 2h31:21. Josefa Cruz y Aurora Pérez, ambas con marca personal cerraron el equipo español. “Me da mucha rabia que no se nos haya reconocido posteriormente como campeonas del Mundo por equipos, porque las chinas estaban dopadas como se acabó demostrando, es algo que nunca he llegado a entender y lo merecíamos“.

1994 fue un año para olvidar para María Luisa: “Ya tenía una edad, entrenábamos mucho y está claro que, al Europeo de Helsinki llegué pasada, recuerdo que los días antes de correr tenía las piernas muy fatigadas y me retiré… pero siempre he funcionado bien de coco, he sido una buena competidora en ese sentido y me recuperé rápido para el 95. Teníamos Copa del Mundo en Atenas, era la primera y gran cita y volví a competir bien haciendo 2h34:35 en aquel duro circuito con mucha subida y acabando 5ª otra vez“. Luego, en agosto María Luisa estaba seleccionada para el Mundial de Goteborg, su primer campeonato del Mundo al aire libre, pero ella confiesa que llegó “machacada a la cita, sabía que ya no estaba bien en esas fechas pero no me iba a volver a retirar y al final llegué por llegar. Con el paso del tiempo te das cuenta de que cuando estás en activo es difícil decir ‘hasta aquí’ que es lo que tenía que haber hecho antes de ese Mundial“.

La decepción de Atlanta y recuperar la ilusión
En 1996 llegaba su gran reto de los Juegos Olímpicos de Atlanta porque sabía que con 37 años era su oportunidad de ser olímpica. “Lo preparamos muy bien y elegimos correr en España. Tenía claro que para ir a Atlanta tenía que bajar de 2h30 y me llevó en carrera Paco Villameriel. Yo fui sin reloj y él había hablado con mi marido para salir a ritmo de récord de España. Luego supe que hasta el km 25 fuimos ahí, pero tuvimos que bajar el paso porque iba forzada. Acabé bien y muy satisfecha con 2h28:59. Éramos cuatro atletas para tres plazas, Rocío, Mónica y yo demostramos estar bien durante el año y Ana Isabel Alonso, que había batido el récord de España con 2h26:51 en octubre del 95 estaba parada por lesión. Yo hice lo que debía, pero al final decidieron no llevarme y fue un palo para mí. Me costó mucho recuperarme anímicamente y estuve a punto de dejar el atletismo“.

María Luisa Muñoz había mejorado sus marcas personales en 1996 en 5.000 (15:57.32) en 10.000 (32:57.49) aparte de la de maratón y “gracias a la ayuda de mi entorno seguí en esto del atletismo“. En 1997 acabó 3ª en Amsterdam con 2h40 y en el 98 volvió a reverdecer laureles en abril, en Rotterdam, con 2h31:55 cuando acabó 4ª el día que Tegla Lorupe batía el récord del Mundo. “Ahí me di cuenta que iba a echar toda la carne en el asador esos dos años para intentar de nuevo ser olímpica“. Aunque la edad estaba ahí, al Europeo de Budapest llegó en buena forma y convencida de hacer un gran papel, pero por primera vez en su vida deportiva apareció una lesión seria: “Empecé a notar molestias en el pie, que se volvieron insoportables desde el km 25, acabé 20ª con 2h35 pero iba coja y luego se demostró que tenía una fractura por stress, por lo que tuve que estar parada más de 40 días. Pero lo más importante es que asumimos que había que ir poco a poco e hicimos la recuperación muy bien y sin prisas“.

Era 1999 y tocaba el Mundial de casa, el de Sevilla. “Lo preparamos muy bien, junto a Toni Peña me fui a Soria y allí nos ayudaba Enrique Pascual con Cacho, Antón… pero tuve la mala suerte que unas semanas antes, que regresé a Barcelona, tuve un accidente de coche y un esguince cervical. Me recuperaron para poder correr, pero se notó lo que había perdido y en la carrera me tocó sufrir mucho. Tenía muy claro que mi último cartucho para ser olímpica pasaba por Valencia que era el Campeonato de España en el que había que correr por debajo de 2h33. Aposté por prepararme en Font Romeu, aunque mi entrenador prefería Soria, digamos que ya tomaba mis propias decisiones, aunque siguiera sus planes… si tenía que hacer menos carga, la hacía, iba midiendo los esfuerzos para hacerlo bien en Valencia, y gané por delante de Ana Isabel Alonso y Griselda González, y con 2h32:34. Cuando entraba en meta fui muy feliz, porque lo había conseguido“.

A Sidney llevó a su marido y su hijo porque quería compartir esa última gran competición con ellos. La preparación fue bien sin contratiempos, pero este llegó allí mismo y el día antes de la carrera. En el masaje previo algo no fue bien en unos estiramientos “me hicieron daño, y está claro que fue sin ninguna intención, pero el aductor quedó tocado y me tuvieron que infiltrar para poder correr. Salí y al poco tenía mucho dolor, pero no quise retirarme y acabé 39ª“.

En 2001 fue su último año a nivel de élite, abandonando el maratón de Turín un día después del fallecimiento de Diego García “que me afectó muchísimo” y luego fue al Mundial de Media Maratón corriendo en 1h13, para cerrar el año con el Millenium Marathon de Madrid a finales octubre (5ª con 2h48). Con 42 años siguió haciendo atletismo de competición un par de años más, pero ya a otro nivel y desde entonces nunca ha dejado de competir en el ámbito máster, algún campeonato de España que haya habido en su tierra, o si no, campeonatos regionales. “Soy muy afortunada de poder seguir corriendo sin dolores a mi edad y después de haber machacado mucho… hablo con Mónica Pont muchas veces y pensamos en todos los kilómetros que hacíamos, los ritmos… en fin“. Y nos despedimos de esta gran maratoniana que tiene claro que “nuestra generación ha sido la mejor, la de más densidad de corredoras de nivel que ha habido en España en Maratón“.

Por : Vicente Capitán

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