Mujeres de nuestra historia

Luisa Larraga: 40 años con el mismo entrenador

– Da pena cómo pasa el tiempo, pero a la vez agradezco lo que he vivido -explica hoy Luisa Larraga (Zaragoza, 1970), que atiende a la nostalgia en el inicio de esta conversación.

– Y no es que yo sea una gran nostálgica, porque de la nostalgia no se vive. Pero, desde los 10 años, estoy en el atletismo. Sin darme cuenta, hice de mi pasión mi profesión. Luego, te das cuenta de que esto era efímero y de que el alto rendimiento tiene fecha de caducidad. Pero siempre recordaré que el día en el que cumplí 35 años, corrí un Europeo de cross y, bueno, son cosas que quedan para mí.

La realidad es que Luisa Larraga nunca se retiró oficialmente.

– Mi última competición fue el 8 de marzo del año pasado, seis días antes del confinamiento y aquí estoy ahora, a la espera de regresar a la normalidad.

Y, aunque los ritmos no sean los de antes, sigue dándole duro.

– Llevo un año mal. Pero, si fuese normal, puedo hacer 4 o 5 miles, empezarlos a 3’40” o 3’45” y acabarlos a 3’35” o un 6.000 a 3’40” porque ya no paso de los 50 km semanales y no hay día en el que haga más de 8 km.

– En mi caso no pesan los kilos, sino los años -justifica Luisa Larraga-. Para mí es una necesidad cuidarme. No es tanto por querer estar delgada, sino porque no entiendo la vida de otra manera. Me gustaría volver a correr a ritmos de Champions League, como hacía antes, pero era lo que le decía al principio: el tiempo pasa.

– Pero esa es la vida -le digo.

– Ahora, mi prioridad es mi entorno -insiste ella-. Si algo crítico de esta vorágine de carreras populares es que la gente condicione su vida familiar a esto. Yo no lo he entendido nunca. Creo que he sabido respetar el término medio: esto es mi ocio, este es el momento que tengo para mí, pero nada más.

– ¿Y cuándo estuvo en la élite era así? -le insisto.

– Era diferente. Cuando te exiges tanto, y estás tan bien, estás en tu nube. He perdido bodas, bautizos y ni me lo planteaba. Pero, si se repitiese, creo que volvería a hacer lo mismo. Me exigía tanto. Pero también es verdad que, si terminaba un día de series y debía salir de compras, lo hacía. Tenía la fortaleza de los 30 años.

– Y no: yo no era muy obsesiva -añade-. Pero creo que eso va en la persona. Hice cosas buenas pero nunca fui muy ambiciosa. Siempre me quedará la duda de que hubiese sido de mí de haber sido más ambiciosa. Aún recuerdo que en la última recta del primer campeonato de España de cross, que gané, pensaba “cuando me van a pasar” en vez de pensar “voy a ganar”.

Este es el monólogo de Luisa Larraga (vale la pena).

– Yo me enfrentaba a Paula Radcliffe y no me motivaba porque sabía que no tenía nada que hacer. He sido tan sumamente realista que no he tenido decepciones. Era como una coraza que me permitió alargar mi vida deportiva. La victoria no era mi prioridad. Quizá por eso competí hasta los 45 años, quedé la 40 clasificada en el Campeonato de España de cross en Calatayud y acabé tan feliz.

– Pero es que en mi esquema de valores era así -añade-. Ahora, si mi cuerpo respondiera, me gustaría hacer un gran campeonato de España. Pero a mi edad es difícil mejorar. Podría dedicarle más tiempo. No tengo niños y tengo tiempo. Pero en cuanto aprieto se me enciende algún piloto. No circula el reloj y debo aceptarlo.

Luisa Larraga no esperó nunca nada del atletismo.

– Todo lo que conseguí no me lo esperaba. Y cuando digo nada es nada. Y ésa fue mi diferencia desde los 10 años cuando conocí a mi entrenador Andrés Moreno y me dijo: “si tú no haces deporte no es porque no puedas, sino porque no quieres”. Y empecé en el deporte cinco días a la semana hasta que me especialicé a los 14 años en las pruebas de fondo.

El resumen podría ser éste.

– Fui 32 veces internacional y toqué todas las superficies y en todas fui internacional. Pero siempre me quedaré con los 10.000 al aire libre, con las 25 vueltas a la pista. Una vez que pasaba la 12 comenzaba la cuenta atrás y para mí era como algo mágico que hoy todavía no sé ni cómo describirlo.

– Pero es que hasta en el 3.000 en pista cubierta, sin haberlo preparado, me sentía como pez en el agua -justifica.

Y de ahí llegó hasta el maratón.

– Recuerdo que mi primer maratón fue en Ciudad Real tras un Mundial de media de Palma después de las vacaciones. No lo preparamos ni nada. Pero pensamos que con lo que había hecho para la media sería suficiente y me planté en el maratón, donde lo pasé fatal. No era ni capaz de beber e hice 2h45m.

Aquello no podía quedar así.

– Fui en 2001 a Valencia e hice 2h30m11. Pero ya estaba madura, hecha. Me había quedado a las puertas de ir a los JJOO de Sidney y empezamos a preparar Valencia en octubre. Y luego fui en agosto al Mundial de Edmonton, donde buscábamos el récord de España de maratón y habíamos entrenado para lograrlo. Pero, una vez en Edmonton, me sentía inflada y me fui a 2h36m.

– Pero, mira, al año siguiente creo que aproveché esa preparación y, por ejemplo, en un mismo fin de semana gané el cross corto y el largo en el Campeonato de España y luego fui capaz de hacer 31’45” en 10.000, que es mi marca.

Y todo esto lo relató Luisa Larraga siempre al lado del mismo entrenador: Andrés Moreno.

– Hubo una compenetración tan grande -justifica-. No dejamos entrar a nadie. Me cogió en formacion y él se formó conmigo como entrenador y yo nunca vi la necesidad de cambiar, sino todo lo contrario: él no hacía más que formarse.

40 años después, todavía le sigue escuchando.

– Ahora, que somos más mayores, chocamos más que en mi época en la élite. Pero todo es amistoso, porque para mí Andrés siempre será único: un hombre que fue capaz de llevar a dos hermanos gemelos, a los García, a unos JJOO en el 5.000, en la misma prueba. Todavía me emociono cuando lo recuerdo. Y, mira, lo que no pudo ser conmigo, fue con ellos.

Por : Alfredo Varona

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