Mujeres de nuestra historia

Nuestras tres grandes lanzadoras de los años 60 y 70

El atletismo femenino español de los años 30 dejó sus mejores marcas en los lanzamientos. Restringiéndonos a las tres pruebas clásicas, las marcas que quedaron para batir fueron los 9,77 de Ana Tugas en peso, los 35,84 de Margarita Moles en disco, y los 27,34 de Aurora Villa en jabalina. Lógicamente, reanudada la actividad en los años 60, estas marcas habían quedado totalmente obsoletas, y pronto fueron mejoradas. En esta mejoría destacaron sobremanera tres lanzadoras que fueron de las atletas españolas más destacadas en los años 60 y 70: Luisa María García PenaMaría José Fernández y Ana María Molina. Las tres dominaron los lanzamientos, y en el caso de Molina más pruebas, y dejaron marcas para muchos años.

La primera en destacar fue la gallega Luisa María García Pena, que hizo su aparición en 1963. Nacida en 1947, con sólo 16 años comenzó a entrenar con Alfonso Posada, y al poco participó en el Campeonato d España de Barcelona, el de la reanudación, el V femenino. Llegó, y arrasó en la jabalina, el único lanzamiento que se incluyó en el Campeonato de 1963. Ya en el primer intento con 29,27 batió el récord nacional, en el segundo llegó a 29,31, y en el tercero a 31,86, marca que le dio el título y el nuevo récord. En 1964 extendió su dominio a los tres lanzamientos. Primero en unas pruebas en Madrid, en mayo, hizo otro triplete de récords en jabalina, sucesivamente 32,59, 33,52 y 33,57. Pero es que dos días después, en un triangular de clubes en Oviedo, llegó a 36,79. En septiembre se hizo con el peso. El viejísimo récord de Ana Tugas había caído a manos de la guipuzcoana Concepción Laso, que en agosto superó al fin los 10 metros lanzando 10,19. Pero a las dos semanas García Pena, en una prueba de preselección para el encuentro España-Portugal, consiguió 10,41 y 10,52. Así llegó al campeonato de España en Vallehermoso. Primero ganó el disco con 34,22, y luego la jabalina con 34,60. Y al día siguiente el peso con un nuevo trío de récords nacionales: 10,62, 10,65 y 10,85. Con una mejor marca en disco de 35,70, ya era la mejor de España en los tres lanzamientos.

Este dominio se prolongó en 1965. Primero batió el récord de jabalina en Vigo, con 38,69. Después el de peso con 10,94. Y los días 17 y 18 de julio acudió a Vallehermoso al Campeonato de España. Nuevo trío de victorias: en peso, con otros tres récords de España, 11,22, 11,74 y finalmente 11,85. En jabalina con 36,02 en dura lucha con Albina Gallo, y en disco con 33,10. A la semana siguiente en La Coruña batió dos récords: primero con 36,74 mejoró el de Moles en disco, que ya tenía 31 años, y luego en peso el suyo propio con 12,05. Abierta la espita, repitió en disco a los tres días, en Vigo, con 39,26, y en septiembre en Madrid con 39,90.

Empezó 1966 compitiendo en pista cubierta, donde batió cinco veces el récord nacional de peso que llevó hasta los 11,90 con los que se proclamó campeona de España. Al aire libre perdió el récord de jabalina a manos de Pilar Pardo, que a lo largo progresó de 39,02 hasta 42,40. Pero en cambio en disco rebasó primero los 40 metros, al llegar a 40,16 en el Trofeo Teresa Herrera en junio, y luego en septiembre en Vigo lo batió con 40,26. Finalmente los días 17 y 18 de septiembre en Vallehermoso compitió en los Campeonatos de España. Primero ganó el peso con 11,70 y más de un metro de ventaja, luego la jabalina con 40,82 por delante de María José Fernández y Pilar Pardo, y finalmente el disco con doble récord nacional, primero 42,90 y luego 43,72.

Su último gran año a nivel de marcas fue 1967. Empezó en el Campeonato de clubes batiendo el récord de peso con 12,09, luego en una prueba local en Madrid mejoró el de disco con 45,06, y a continuación lo llevó hasta 46,70. Este fue su último récord de disco, que duró hasta 1978, cuando Encarna Gambus le añadió ocho centímetros. Pero en peso continuó la mejora. En el encuentro contra Bélgica llegó a 12,16, y en septiembre en el campeonato de España logró su habitual triplete: victorias en disco con 42,34, en jabalina con 36,82, y en peso con 12,25, nuevo récord de España. Que aún batiría al mes siguiente en parís, con 12,30, su último récord al aire libre. Fue Ana María Molina quien hubo de batirlo en 1969 al quedar campeona d España, precisamente por delante de García Pena como veremos luego.

En 1968 consiguió su último récord nacional, el de peso en pista cubierta, con 12,43, que duró dos años y cayó cuando Molina logró 12,88. También ganó el nacional indoor, con 11,88. La temporada al aire libre pasó sin grandes resultados, ausente en el nacional, aunque logró la mejor marca del año en disco. Pero en 1969 volvió al Campeonato de España. En peso fue subcampeona con 11,91, viendo cómo Ana María Molina batía su récord; y en disco recuperó el título, con 41,20. Tras pasar 1970 sin competir, en 1971 fue otra vez la mejor marquista española en disco, y en 1972 volvió a los Campeonatos de España: segunda en peso con 11,39, y campeona en disco con 42,76. Su último año de competición fue 1973, y todavía en el primer nivel, con la mejor marca nacional del año en disco, prueba en la que conservaba el récord nacional.

La siguiente lanzadora de este trío en destacar fue María José Fernández, también gallega, también de Vigo, nacida en 1948. Aunque ella también practicó los tres lanzamientos, su especialidad fue sin duda la jabalina. Su primer año competitivo fue 1965, y ya entonces quedó cuarta en el Campeonato de España. En 1966 dobló, y fue subcampeona en disco con 34,82 y en jabalina con 39,02, en ambas pruebas detrás de su paisana García Pena. Ya en 1967 llegó su primer récord nacional, con 42,44 que mejoraban los 42,40 de Pilar Pardo. Sin embargo en el Campeonato de España no pudo participar en jabalina, al resentirse de una lesión en la prueba de disco, en la que quedó de nuevo subcampeona tras García Pena.

El salto al primer plano llegó en 1968. Empezó en junio batiendo en Vigo su récord nacional con 42,58, luego en julio y también en casa, lo llevó a 43,94. Y los días 13 y 14 de julio en Vallehermoso, en el Campeonato de España, primero quedó campeona de jabalina con 46,48, nuevo récord nacional, y luego ganó también el disco con 37,94. En 1969 el campeonato de España se celebró en julio, y María José volvió a doblar; en disco fue subcampeona con 40,28, y en jabalina nuevamente campeona con 41,46. Pero quedaba mucho año por delante. En el encuentro contra Grecia batió su récord de España con 47,22, y a la semana, en su ciudad de Vigo, llevó la marca nacional hasta 49,02. Con este registro consiguió entrar en el ranking mundial del año, en el puesto 99.

Lo mejor en marcas lo logró el año 1970. En un encuentro internacional en Barcelona enganchó un tiro de nada menos que 52,36, nuevo récord de España, que la colocó en el puesto 43 del ranking mundial del año: la mejor posición de una española desde los remotos tiempos de Moles en la prehistoria de nuestro atletismo femenino. Y un récord que había de durar diez años, hasta que en 1980 lo mejorara Natividad Vizcaíno. En el campeonato de España dobló títulos, en disco con 37,74, y en jabalina con 47,92.

Ya no mejoraría sus marcas, salvo en peso, que en 1971 logró su registro personal con 11,68. Pero siguió siendo competitiva en el primer nivel nacional. Así este año 1971 volvió a doblar títulos en el Campeonato, con 38,30 y 44,44. En los años siguientes dejó el disco y se concentró en la jabalina: campeona de España en 1972 con 46,12; en 1974 con 43,16; en 1975 con 42,74, y aquí sí quinta en disco con 34,24; y otra vez campeona en 1976 con 41,56. Este fue el décimo año consecutivo en que conseguía la mejor marca nacional en jabalina. En 1977 ya no fue al Campeonato de España, y del 78 al 80 abandonó la competición. Pero volvió en 1981, y aún continuó hasta 1984 lanzando a un nivel muy honorable.

Nos queda comentar la trayectoria de la más joven del trío, Ana María Molina, nacida en Gerona en 1950, y fallecida de un modo terriblemente prematuro en 1979. Aunque hablemos de ella como lanzadora, fundamentalmente de peso, no se pueden obviar sus resultados como vallista y como pentatleta. Pero empecemos con los lanzamientos. Ana María comenzó a competir en 1965, y logró sus primeros éxitos en 1967. Este año ya fue al Campeonato de España, y quedó quinta con 10,21. En 1968 no fue al nacional, pero ya logró la mejor marca española del año con 11,64. Y en 1969 todo arrancó de golpe. García Pena tenía el récord de España en 12,30 desde 1967. Pues bien, en el Campeonato de España, Ana María Molina la derrotó con 12,40 por 11,91, arrebatándole título y récord. Al mes siguiente en el encuentro contra Grecia igualó los 12,40. Dos semanas después, en el curso de un pentatlón, mejoró la marca con 12,43. En septiembre en el Campeonato provincial de Gerona batió el récord tres veces: 12,75, 12,78 y 12,90. Y todavía, en octubre, llegó a 13,12. En tres meses había avanzado 82 centímetros el récord de España.

En 1970 empezó batiendo el récord indoor con 12,88. Al aire libre no fue al Campeonato de España, pero terminó el año a lo grande. En septiembre en Coimbra batió su récord con 13,48, al mes siguiente en Sevilla llegó a 13,62, y el 1 de septiembre en su Gerona natal, lanzó 13,68. En 1971 tuvo una gran temporada en la pista cubierta: primero batió el récord en una cuádruple tacada, 13,18, 13,27, 13,44 y 13,90, y luego en el Campeonato nacional ganó con nada menos que 14,53, la que sería su mejor marca de siempre. Al aire libre también fue campeona de España con 12,82, y terminó el año batiendo su récord nacional con 13,73. Pero en diciembre sufrió una gravísima lesión, con luxación de rótula, arrancamiento del tendón del bíceps, y fractura completa del nervio ciático poplíteo externo, al segundo día de su entrenamiento en Madrid donde acababa de trasladarse para prepararse para los compromisos internacionales que se avecinaban. Aunque los médicos le dijeron que habría de dejar el atletismo, evidentemente no fue así.

Conservó el récord de 13,73 hasta 1974, pero siguió entretanto siendo la mejor pesista de España. En 1972 consiguió la mejor marca del año, aunque no fue al nacional, pero sí en 1973, campeona indoor con 12,81, y al aire libre con 13,07 y dos metros de ventaja. En 1974 sí arrancó bien a nivel de marcas. En marzo batió por fin su récord de España con 13,74, en abril llegó a 14,00, y en julio en el Campeonato de España logró título y récord, 14,13, su último récord que duró hasta que Enriqueta Díaz lo batió en 1984.

Ya no mejoró su registro, pero los cuatro años siguientes volvió a ser campeona de España, sucesivamente con 13,31, 13,93, 13,65 y 13,64 en 1978, su último año de competición. Y siguió rebasando los 14 metros, con 14,01 en 1976 y 14,04 en 1977. Desde 1968 hasta 1978 obtuvo la mejor marca española en peso todos y cada uno de los once años. Y desde 1975 comenzó a destacar también en disco: campeona de España en 1975 con 40,14, en 1976 con 40,64, y mejor marca nacional en 1977 con 44,24. Su mejor registro fue 44,30, conseguido en 1976.

Hasta aquí la vida de Ana María Molina como lanzadora. Pero no se pueden omitir, siquiera sea brevemente, sus éxitos en las vallas y el pentatlón. Primero en los 80 metros vallas. En 1968 consiguió dos veces 11.8 batiendo el récord de 12.1 que tenía María jesús Sánchez. Al cambiar la distancia a 100 metros, en 1971 también hizo récord de España con 14.6, batiendo los 14.7 de Sánchez. En cuanto a los campeonatos nacionales, ganó los 80 en 1967 y 1968, y los 100 en 1971.

Pero, aparte del peso, su prueba más notable fue el pentatlón. Batió el récord de España hasta once veces, y fue campeona nacional en 1967, 1969, 1970 y 1971. Su primer récord nacional fue en 1967, el primero que batía, con sólo 17 años, mejorando el de la guipuzcoana Gisela Struchtemeier. De los 3.600 untos de aquella primera marca, pasó en un año a 3.731, 3.878 y 4.090, en julio de 1968. También esta prueba fue afectada por el cambio de distancia en las vallas, de modo que en 1969 se comienza de nuevo con 3.840 puntos de Ana María Molina, que siguió con 3.895, 3.966 y 4.025, todos en 1969, 4.219, 4.266 y 4.437 en 1970. Este récord quedó para siempre, pues en 1977 se sustituyeron los 200 metros por los 800, por lo que de nuevo el récord de pentatlón empezó (casi) de cero. Después el pentatlón sería sustituido por el heptatlón, y todo esto ya es historia. Para que veamos la versatilidad de la atleta gerundense, los parciales de su último récord de pentatlón fueron 14.9 en 100 vallas, 13,38 en peso, 1,53 en altura, 5,44 en longitud y 26.1 en 200 metros. Con esos 4.437 logró aparecer en el ranking mundial del año, justo en el puesto 101.

Su lesión de 1971 la apartó de todas estas pruebas, y la forzó a centrarse en el peso, y luego el disco, como hemos visto. Al terminar 1978 se retiró como atleta. En una entrevista decía: “Simplemente me parece que ha llegado el momento de dedicarme a otra actividad que no sea el deporte de competición. Pienso que ha llegado el momento de dedicarme a la promoción de gente nueva.” Lo hizo en Igualada, donde comenzó a dar clases de Educación Física. El 7 de agosto, viajando de Igualada a Gerona, sufrió un accidente de coche que le costó la vida con sólo 29 años. La impresión en el mundo del deporte, y en la sociedad de Gerona, fue tremenda.

Una nueva generación de lanzadoras llegaba ya, con los años 80, pero los logros de García Pena, de Fernández y de Molina, quedaron para siempre.

Por : José Javier Etayo

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