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Maitane Melero: “Ser madre me ha hecho más fuerte física y mentalmente”

Durante casi ocho años, Maitane Melero fue una atleta sin calendario. “Me llamaba mi jefe y me decía: ‘Mañana te vas tres semanas a China’. A China, a India y a Brasil, sobre todo. Viajes largos que te trastocan completamente“, explica la fondista navarra, que compagina el deporte de élite con su trabajo en Acciona, entonces en el departamento de Calidad. “Eso significaba parar la planificación y volver a empezar, aunque entrenaba por ahí como podía“, asegura, “en las cintas de los hoteles o por las calles, y muchas veces a las 11 de la noche“. Eso sí, siempre llevaba las zapatillas en la maleta: “Es una de las ventajas de nuestro deporte, que tenemos facilidad de entrenar casi en cualquier lugar y requerimos de poco material. Así conseguí mantener la forma en la medida de lo posible”. Tanto que pese a los frenazos Maitane no dejó de ser una fija en las finales nacionales de 1.500m, “la prueba que más me gustaba“.

Sin embargo, algo cambió en la vida de Maitane Melero en enero de 2016. Fue el nacimiento de su hijo Ilai, que dio un impulso a la carrera de la navarra, aunque ella entonces no lo creía. “Tuve una conversación con mi entrenador y le dije que tenía que colgar las zapatillas, que con un hijo no me veía capaz de volver al trabajo y encima tener que entrenar. Le dije a Patxi [Morentín, que en paz descanse]: ‘Esto se ha terminado, entrenaré cuando pueda’. Ahí me liberé a nivel mental, de presión por buscar resultados“, confiesa Maitane. Aquello supuso una catarsis para ella: “Empecé a ver el atletismo como lo que realmente es, un disfrute absoluto. Cada vez que conseguía sacar huecos para entrenar pensaba en lo afortunada que era por poder correr“.

Además, se dio la circunstancia de que Maitane cambió de departamento en Acciona, del de Calidad al de Ingeniería, “lo que hace que no tenga que viajar tanto y me permite tener más estabilidad de horarios y conciliación“. Siempre consiguió encontrar un rato para entrenar, pese a que el entrenamiento pasó a ser secundario en su lista de prioridades: “Recuerdo entrenar y al llegar a casa me daba igual si había tenido un mal día porque al final lo que me importaba es que mi hijo estuviera bien“. Melero se relajó, los resultados dejaron de obsesionarle, y una cosa llevó a la otra… A los mejores años de su carrera, bien entrada en la treintena.

Luego el ser madre me ha hecho darme cuenta de que el nivel de superación es mayor, me ha hecho más fuerte a nivel mental y físico, el tener que superar tantos obstáculos me ha dado un plus“, sostiene Maitane. Y claro, después de haber pensado en retirarse, volver a ponerse un dorsal se convirtió en una fiesta: “Disfrutaba cada competición como si fuera la última“.

Trece meses después de dar a luz, otro punto de inflexión. Sábado 18 de febrero de 2017. Campeonato de España de pista cubierta en Salamanca. Medalla de bronce en 3.000m y 9:17.55, marca personal por 12 segundos. “Fui la sorpresa para todo el mundo. Mi hijo tenía un año y seguía dándole el pecho, hasta dormía mal por las noches“, reconoce. Era su segundo Nacional como madre, pues en ya había sido finalista en Gijón al aire libre en 2016: “Fueron campeonatos que me han marcado mucho. En Salamanca empezó todo y desde entonces, excepto en el último de pista cubierta, he subido al podio siempre. Es una regularidad difícil de conseguir“.

En este último lustro, las prestaciones de Maitane Melero se han disparado, a pesar de haber superado ampliamente la treintena. “Sin duda me encuentro mejor físicamente con 38 años que cuando tenía 28, pero es culpa de la planificación que he llevado estos años. Hay mucho trabajo detrás, pero también mucho cuidado: de mi entrenador, de los técnicos profesionales del CEIMD [el Centro de Estudios, Investigación y Medicina del Deporte de Navarra], que me han cuidado desde hace muchos años, no me han quemado en etapas anteriores… He ido sumando poquito a poco“, apunta Maitane.

Especialista en las 25 vueltas
Y es que todas sus marcas personales al aire libre, de 800m a 10.000m, las ha logrado desde 2017, pero es en esta última prueba donde la navarra, mediofondista de toda la vida, ha mostrado su mejor nivel. “Mi problema es que he sido una cabezona, me he empeñado en hacer mucho tiempo mediofondo, pero tengo más cualidades para distancias más largas. Siempre me han gustado el ‘ocho’ y el ‘milqui’, pese a que no eran las pruebas que mejor se me daban“, reconoce la navarra.

En 2018, Maitane decidió darle una oportunidad al 10.000m. Redebutó (ya había corrido uno en 2015) en el Campeonato de España, el Trofeo Ibérico disputado en Braga, “con mucho respeto porque era una distancia que me daba pánico“. Sin embargo, se llevó una sorpresa en la pista: “Lo disfruté un montón porque salí a un ritmo bastante conservador y me encantó. Disfruté muchísimo de las 25 vueltas, y luego los demás ‘dieces’ que he corrido me han gustado, pues son ritmos cómodos al venir del mediofondo“.

En aquel Campeonato de España, Melero acabó tercera con 33:11.69 y se ganó una plaza para la Copa de Europa de 10.000m, que se celebraría en Londres un mes después. Allí la navarra finalizó en decimocuarta posición, de nuevo con marca personal de 32:50.30, lo que suponía mínima para el Europeo de Berlín. En la capital alemana fue novena en meta, aunque en 2020 sería recalificada octava por la sanción a la sueca Meraf Bahta, bronce en un principio. Un puesto de finalista en su tercera internacionalidad, la primera en un gran campeonato.

Su gran temporada sería, sin embargo, la de 2019. En el Trofeo Ibérico de Burjassot se proclamó subcampeona de España con otra marca personal, 32:44.09, solo por detrás de Trihas Gebre, “que estaba a un nivel por encima” (hizo 31:55.01). Y en la Copa de Europa de Londres Maitane dio un salto de calidad. Fue séptima, paró el crono en 32:27.00 y se colocó decimoctava del ranking histórico nacional. “Llegaba muy bien y con muchísimas ganas. Fuimos mano a mano Carmela Cardama [sexta con 32:26.43] y yo, tirando un 5.000m cada una. Recuerdo la carrera yendo de menos a más, disfrutando un montón y encontrándome fenomenal. Fue muy bonito“, rememora Melero.

¿Qué tiene Maitane para amar el 10.000m, una prueba tan sufrida por la mayoría de las fondistas? “El tema psicológico de las 25 vueltas es duro, la ruta es más llevadera, pero la diferencia es que yo soy una corredora de pista y me adapto muy bien“, señala. “Me gusta mucho controlar los pasos del 400m, voy muy concentrada y tengo a alguien en la pista que me los va cantando para no pasarme. Soy bastante analítica y de alguna manera eso hace que pasen mejor las 25 vueltas“, añade la navarra.

Una recuperación milagrosa
En noviembre de 2019, Maitane decidió darse una oportunidad a sí misma, ser atleta las 24 horas del día. Pidió una excedencia en Acciona para centrarse en el sueño olímpico, que entonces tenía cerca por la vía del World Ranking. Sin embargo, el Covid-19 se interpuso en sus planes: “Con la pandemia todo cambió y en julio de 2020 tuve que tomar la decisión de volver a trabajar. Con la situación socioeconómica que tenemos, un hijo en casa y los gastos que supone, debía de hacerlo“.

Desde entonces, una serie de infortunios han impedido a Melero rendir al cien por cien. A finales del año pasado, tuvo que pasar por el quirófano tras romperse el menisco. Luego tuvo que estar confinada durante tres semanas. Y hace dos meses, “cuando estaba entrenando muy muy bien y con continuidad“, una nueva fractura. “El 18 de marzo estaba en casa jugando con mi hijo. Me senté en una silla pequeña que tiene, vino y me abrazó. Se sentó encima con la mala suerte de que la silla se rompió, caí al suelo con los 18kg de mi niño encima de la cadera y me di en el coxis, en la rabadilla. Mucho dolor“, relata.

Maitane no pensaba en principio en una lesión grave, “pero a los dos días decidí ir a urgencias porque seguía muy dolorida, por descartar algo serio“. La radiografía fue meridiana: fractura en la quinta sacra. “Fue un jarro de agua fría, pensaba que la temporada se me iba, pues no me daban buenas expectativas, aunque la parte positiva es que la fractura no tenía desplazamiento“, cuenta la atleta del Grupoempleo Pamplona. Pasó seis días parada y al séptimo empezó a hacer elíptica y natación. Al décimo, comenzó a correr con un dolor moderado, “de hasta dos sobre diez“, y siempre que al día siguiente no le doliera más que el anterior.

Se le echaba el tiempo encima antes del Trofeo Ibérico, el pasado 10 de abril en Torrevieja. “Había perdido la forma, lo notaba, pero como tenía mucha base y hasta la fractura estaba muy bien me permitió seguir. En los últimos diez días antes del Campeonato de España aún pude hacer algún buen entrenamiento para tener sensaciones“, apunta Maitane. Y es que una última radiografía de control reveló que la fractura se había convertido en fisura.

La recuperación había sido casi milagrosa y Melero no solo se plantó en la línea de salida, sino que conquistó su quinto título de campeona de España, el primero en 10.000m después de un tercer puesto en 2018 y un segundo en 2019. Lo hizo además con un tiempo respetable de 33:07.96. “Lo valoro por las circunstancias, pero contaba con hacerlo mejor. Mínimo bajar de 33 minutos“, reconoce Maitane, autocrítica.

Ya recuperada por completo de la lesión en el sacro, la fondista navarra apunta a su competición predilecta, la Copa de Europa de 10.000m, que se celebrará el próximo 5 de junio en Birmingham. Sin embargo, Maitane no se presiona con los Juegos, prácticamente imposibles ya por ranking y mínima. “Hablar de Tokio cuando piden una mínima un minuto más rápida que mi marca personal…“, desliza.

Para ella, la Copa es un chaleco salvavidas después de “unos meses muy duros” en lo personal. “Voy a Birmingham a dar el máximo de mí, todo lo que pueda. Quiero volver a disfrutar del atletismo porque he perdido un poco la esencia que tenía, me he desgastado un poco a nivel psicológico. Tengo que llegar con muchísimas ganas, sin presión y liberarme“, admite Maitane.

Me planteo el futuro con bastantes cambios a muchos niveles. Quiero cerrar la ya etapa en la pista, me toca pasar página. Los últimos meses han sido muy duros y quiero disfrutar con todo. La pista siempre me ha gustado mucho, pero necesito un cambio y de cara al otoño quiero empezar a hacer algo en ruta. Algún 10km, una media maratón también. Tengo ganas de esos cambios, me apetecen, creo que esas motivaciones son lo que necesito“.

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Por : Miguel Olmeda

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