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Sara Gallego ya es historia con 20 años

Si pasar a engrosar los anales de la historia es harto proceloso, más aún es hacerlo con apenas cuatro lustros de vida, esos que contemplan a esta tranquila millennial que, una vez colocada en los tacos de salida, desata su incesante furia mientras sortea con innata armonía los diez obstáculos que la separan de la gloria; quién le iba a decir que la gesta de conseguir medalla en el Europeo sub-23 iba a ser ‘lo de menos’ y que su estado de forma escondía el primer récord de España femenino absoluto de 400v del siglo XXI.

Sara firmó en Tallin tu mejor actuación de siempre en la esfera internacional; además de atrapar su tercera medalla continental, tras sus bronces sub-18 de Tiflis 2016 y sub-20 de Boras 2019, consiguió el inusitado hito de batir un récord de España absoluto, ¡con 20 años! seguramente sus estudios de Administración y Dirección de Empresas le animan a establecer qué porcentaje de su infinita felicidad se debe a la flamante medalla de plata y cuál es atribuible a su plusmarca nacional, “la verdad es que es algo complicado de decir ya que la felicidad que siento es por todo el conjunto de mi actuación, pero si tengo que numerar pondría un 65% debido al récord de España y un 35% a la medalla porque esa marca ha sido muy inesperada para mí y la felicidad que siento es inmensa“.

Excelsa competidora y especialista en dejar en papel mojado el ranking previo al gran evento, Sara llegaba en la 5ª plaza, por lo que tanto su numeroso club de fans como ella misma ya habían puesto sus miras en el podium, “la checa Emma Zapletalova era la gran favorita y también a Yasmin Giger y Vivi Lehikoinen, que fueron 3ª y 4ª, las veía muy fuertes. Suelo ser bastante realista y tenía claro que para hacer medalla había que bajar de 56 segundos; aunque había cuatro atletas con mejores marcas personales que la mía, yo seguía soñando con poder conseguir un tercer puesto, no llegué a pensar en la segunda posición“.

Su fin se semana de ensueño lo inició con las series del jueves, donde cronometró 57.57, su mejor crono de siempre en una primera ronda, lo que presagiaba ya el terremoto de la final, “me sentí bien corriendo, pero no llevé el ritmo del todo bien, tuve que hacer pasos distintos a los que suelo hacer. Acabé muy bien y viendo la marca que hice me vi con fuerzas para estar cerca de mi marca”; después de ese entreno fuerte afrontó las semifinales el viernes, ganando con 56.46, a escasas tres décimas de su tope, “ahí creía que había dado mi 99%, pero al día siguiente se confirmó que no fue así. Me sentí muy cómoda entre vallas y tuve fuerza en la última recta, pero sinceramente no creía que tuviera mucho más margen de cara a la final“.

¿Y cómo fue Sara capaz de arañar ¡casi un segundo! (de 56.13 a 55.23) a su marca personal en la gran final? Siguiendo con los porcentajes, quizá el 50% fuera por su vena competitiva sin parangón y el otro 50% se lo deba a los cuidados médicos, “tengo que dar las gracias al equipo médico, los ‘fisios’ han estado ahí por y para nosotros; después de cada competición me han hecho descargas y bañeras con hielo, creo que eso me permitió llegar a la final al 100% y calentando para la final no sentía que llevara dos carreras de 400mv a un alto nivel“.

La magia de los grandes campeonatos lleva a pensar que, quizás, las rondas previas a la final, siempre que no resulten extenuantes para el atleta, se pueden llegar a convertir en su mejor aliado, al servirle para coger la chispa necesaria de cara a la final; inquirimos a Sara sobre si cree que hubiese conseguido sus 55.20 en un hipotético ‘mitin de Tallin’ a una sola carrera, por la misma calle y con las mismas rivales, “nunca se sabrá, pero yo creo que esas dos carreras anteriores no me afectaron negativamente, eso seguro. Creo que me ayudaron a coger confianza y a ponerme a tono para la final, así que me atrevería a decir que igual no habría corrido tan rápido si no fuera por las rondas y la semifinal“.

Dotada de una excelente técnica de vallas y un, aún más envidiable, sentido del ritmo entre ellas, Sara corteja con frecuencia la distancia lisa, en la que cronometra 53.12 aunque sus 55.20 sugieren que tiene los 52 ‘pelados’ en sus piernas, como demostró en los relevos de Tallin, donde cronometró 52.29 y 52.15 en sus postreras postas, “cuando corro un 400m lisos no suelo estar en mi mayor estado de forma, así que mi marca debería ser algo más baja, creo que pierdo prácticamente tres segundos entre el 400 lisos y las vallas“.

Antes de su eclosión estonia Sara se hallaba a 90 centésimas del vetusto, 33 años, récord de España absoluto, todo un mundo en una distancia tan poco alcalina; cabe pensar que ya había echado el ojo a esa plusmarca, quizás barruntaba batirla dentro de unos años, pero el maravilloso e idílico devenir de los acontecimientos la lleva inexorablemente a recalcular, al alza por supuesto, sus objetivos, “claro estaba que no era el objetivo de esta temporada, pero ahora que ya lo hemos cumplido ¡habrá que ir a por más! Aún no hemos establecido los próximos objetivos con mi entrenador, pero siempre hay cosas a mejorar y sobre todo siempre hay ganas de bajar mi marca“.

Tras formarse como atleta bajo la égida del malogrado Armando Álvarez y tras un periodo de transición tutelada por Agustín Chicón, apenas lleva una temporada dirigida por Álex Codina en el CAR de San Cugat, “nos entendemos muy bien y una de las cosas que más me gustan es su flexibilidad a la hora de poner entrenos. No tiene ningún problema en modificar entrenamientos según cómo me encuentre ese día. Yo escucho a mi cuerpo y él me escucha a mí; creo que, sabiendo que las lesiones me han estado visitando los últimos años, es algo que necesitaba. Además, destacaría de Álex su positividad y la motivación que nos contagia“.

¿Conocen ustedes a algún atleta que se haya proclamado campeón de España absoluto ¡cuatro veces! con 20 años de edad?: he aquí una, que se subió a lo más alto del cajón por primera vez aún con 16 años en su natal Ciudad Condal; lejos de liderar una prueba en la que la siguiente candidata se halle a años luz de ella, Sara ha resistido en estos años los serios envites protagonizados por Salma Paralluelo y Nerea Bermejo; diríase que cada vez que asoma una peligrosa contrincante en el horizonte aparece de forma automática su mejor versión y deja clara la jerarquía del evento láctico por excelencia; bien podría afirmarse que ese gen competitivo que tiene es su mejor cualidad, “me gusta que mis compañeras, o más bien amigas, me hagan sacar mi mejor versión porque está claro que con rivales se corre más y mejor y yo soy muy competitiva; ésa es una de las razones por las que el 400 vallas femenino está subiendo tanto de nivel, hay mucha rivalidad, de la sana, claro“.

La explosión de Sara ha coincidido milimétricamente en el tiempo, qué casualidad, con las plusmarcas mundiales registradas en su evento predilecto protagonizadas por Karsten Warholm (46.70) y Sidney Mc Laughlin (51.90) , “siempre impacta ver cómo se bate un récord mundial y aún impresiona más si se bate en tu propia prueba, para mí esos récords supusieron una motivación más“.

Seguidamente, Sara nos ilustra sobre cuál ha sido, es y será su patrón de pasos entre los implementos situados a 0,914m, “hasta la quinta valla voy a 16 pasos, después cambio a 17 hasta la octava en y las últimas dos voy a 18: este es el ritmo que llevo desde el campeonato de Europa sub20 de 2019 y evidentemente ya tenemos en mente algunos cambios que nos gustaría hacer, queremos seguir evolucionando“.

Todo atleta tiene su particular ‘bestia negra’, ése que supuestamente no es tan superior a ti pero que acaba siempre doblegándote por un suspiro; en el caso de Sara, ese papel lo encarna la suiza Yasmin Giger, que la precedió tanto en Tiflis como en Tampere, dejándola en tierras finlandesas fuera del podium por 13 míseras centésimas. En Tallin cambiaron las tornas y Sara apareció en la foto-finish cinco centésimas antes que Giger para solaz mental de esta barcelonesa de pro, “era algo que veía muy complicado y por fin haberla ganado me supone todo un logro. Alex antes de salir ya me dijo: ‘esta vez la vamos a ganar nosotro’…y así fue: después de muchos campeonatos quedando tan solo un puesto por detrás, conseguí llegar a meta delante suyo“.

El festival cronométrico de este torbellino de 1.64m y 50kgs continuó en la postrera jornada del Euroeo-sub-23, batiendo por dos veces, 3:34.64 en semifinales y 3:33.54 (7ª) en la final junto a sus compañeras Ángela García, Andrea Jiménez y Carla García, el récord de España de 4×400, “disfruté muchísimo ambas carreras, pero me hizo especial ilusión que quedáramos terceras en la semifinal y pasar a esa final con una Q mayúscula. A pesar de haber hecho un mejor parcial en la final (52.29/52.15), tuve un pequeño encuentro con la suiza y creo que ahí perdí algo de tiempo…pero bueno, son cosas que forman parte de los relevos“.

La mínima olímpica estaba situada en 55.40, un crono que se le resistió a Sara en el plazo reglamentario y por puntos acarició el sueño de ser olímpica en una prueba individual pero sin llegar a atraparlo; sus 55.20 llegaron menos de dos semanas después de lo requerido, pero Sara, siempre positiva y constructiva, no pierde una milésima de segundo, no sea que la adelante Giger, en lamentarse, “evidentemente, me habría encantado haber hecho la mínima dentro del plazo, pero no es el caso, prefiero no darle vueltas a eso; sabíamos cuál era la fecha límite y no supimos correr en esa marca antes de la fecha, así que lo que pienso es que esa marca me vale para competir en el mundial de Oregón de 2022“. El tener ya la mínima en el bolsillo no se traducirá en relajación, más bien al contrario, “la verdad es que me permitirá ir algo más tranquila al no tener que estar pendiente de ir buscando puntos en mitines y campeonatos pero aún así no voy a relajarme y voy a querer competir igual que lo he hecho esta temporada“.

En todo caso, su pletórica temporada le ha catapultado a ser una de las elegidas para conformar el primer relevo mixto olímpico de la historia y no espera quedarse en el banquillo sino ser titular, “no nos suelen decir nada hasta poco antes de la competición, está claro que me encantaría ser titular; en caso de que corriese, me arriesgo a decir que me pondrían en la tercera posta. Creo que tenemos potencial para mejorar el registro logrado en Silesia, así que buscaremos una marca por debajo de 3:18.98“.

Las asignaturas de ADE tampoco son obstáculos para Sara, que enfila ya la última recta del grado, siempre con los Juegos de Paris 2014 como meta, “cuando termine la carrera, siempre y cuando pueda compaginarlo bien, me gustaría hacer algún master; si no me hace ir muy justa de tiempo y no me estresa, creo que hasta me beneficia hacer otras cosas aparte de entrenar“.

Por último, una anécdota que pone de manifiesto el ojo clínico del actual coordinador del sector de velocidad y vallas, Jorge Marín; tiene lugar en la antesala del Europeo sub-18 de Tiflis; por aquel entonces era el adjunto del sector de vallas y cuando se le preguntó por posibilidades de medalla en su sector, a pesar de que Sara no figuraba entre las 10 primeras del ranking previo, Jorge fue rotundo: ‘Sara ganará medalla“; por más que se le intentó convencer de que la previsión debía ser objetiva y que había que alejarse de fantasías y buenismos, Jorge no dio su brazo a torcer, mantuvo su apuesta y Sara, por supuesto, no le defraudó, ganando la primera de sus ya tres preseas continentales, “con Jorge he compartido muchísimos momentos, lleva acompañándome a todos los internacionales empezando por Tiflis 2016, donde conseguí mi primera medalla internacional. Él siempre me ha transmitido seguridad y me hace ver que confía mucho en mí y me alegra ver cómo apuesta por mí y por mis capacidades“. Al fin y al cabo, te has hecho acreedora de ello, Sara.

Por : Emeterio Valiente

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